El modelo que fundamenta la actuación educativa y terapéutica de Residencia Berzosa ha sido elaborado, en cuanto a su fundamentación teórica a partir de un trabajo de campo realizado en dicha residencia por la Doctora en Filosofía Mª Luisa González Saavedra y el Catedrático de Antropología Manuel Gutiérrez Estévez. Dicho trabajo será publicado como libro próximamente.

Modelo CITAP

SUJETOS

El punto de partida de la práctica residencial de Berzosa son unos menores que llegan a la residencia manifestando alguno de los trastornos estimados como de salud mental, lo que se traduce de forma generalizada como trastorno disocial, oposicionista-desafiante y trastorno vincular o de las emociones mixto. Fluctúan  dentro de los perfiles de Trastorno por Déficit de Atención (TDA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Es decir, en líneas generales se trata de niños y niñas reactivos, con dificultades de ajuste y que no controlan los impulsos emocionales, que se manifiesta en diferentes tipos de agresividad o de huida. En los adolescentes se observan conductas disruptivas pasivas o respuestas actuadas que fijan la conducta y la reacción.

Todo menor, para un óptimo desarrollo de sus capacidades, así como para la elaboración de un espacio psíquico que le permita unas relaciones funcionales y gratificantes con su entorno, necesita un reconocimiento adecuado durante su crecimiento. Una experiencia común de los menores de Berzosa ha sido, en cambio, la del abandono, la agresión o el rechazo, en una variedad compleja de modalidades.

El resultado, no solo son carencias en su desarrollo que les impide tener una interacción adecuada con el medio físico y social que les rodea, sino que tienen incorporada una profunda experiencia del daño de no ser reconocidos (o rechazados o agredidos). Se puede decir que están heridos. Y esas heridas quedan grabadas, por decirlo así, en sus cuerpos. El cuerpo, mediador imprescindible del aprendizaje, queda impedido, además de resultar en un cuerpo sufriente..

Modelo CITAP

PSICOMOTRICIDAD Y TERAPIA

El eje básico del modelo es por tanto la psicomotricidad: los menores son llevados al plano de su corporalidad, del reconocimiento de sí a partir del reconocimiento, el control y la comunicación a través del cuerpo. La terapia psicomotriz individualizada y explícita es por tanto esencial, así como modalidades de aquella como la equinoterapia o el trabajo en la granja y en el huerto, donde aprenden a cuidar de sí mismos a través del cuidado de otros, ya sean animales, en especial los caballos, o plantas. Pero también el cuidado de esos otros como ellos, que son sus compañeros con los que comparten ocasionalmente esos espacios. Otros trabajos manuales, como los de mantenimiento y en general en contacto con materiales primarios, como la tierra,  complementan el aspecto más explícitamente corporal del proyecto.

A esto se le añade un espacio terapéutico, también individualizado, que se centra en la elaboración simbólica de los menores, pues si bien es necesario el desarrollo de su esquema corporal, de su movimiento y acción en el espacio, eso ha de complementarse a la conciencia de esas relaciones y a su simbolización..

Fundación CITAP

EDUCACIÓN

Del educador se exige, ante todo disposición corporal,  que sólo es posible a través de una implicación sentida con los menores. Solo en ella se puede hacer efectiva la necesaria contención que responda a la demanda de límites corporales y afectivos-emocionales por parte de los menores, que les permitan el reconocimiento de sí. El límite es ante todo un otro de cuerpo presente. Y sólo a partir de esa presencia, de la atención del educador a las necesidades de los menores, de la apertura al descubrimiento de ese algo valioso, por escondido que esté, que toda persona tiene, se pueden establecer los vínculos por los que los menores se sienten finalmente reconocidos. Esos vínculos son el punto de apoyo para ir logrando que sus profundas heridas cicatricen en alguna medida. La relación es intensa y se dan desde la espontaneidad de la convivencia, no en encuentros artificiales, fáciles para la manipulación y la actuación.

Es importante el ambiente rural. Alejados temporalmente de su entorno anterior (aunque nunca se rompen los lazos familiares, antes al contrario, se trata de recuperarlos y potenciarlos) son acogidos por una naturaleza imponente que se les abre por doquier. La actuación educativa y terapéutica se extiende por el pueblo, a través de espacios diferenciados que conllevan un orden y una estructuración temporal en el uso y en las normas, que diferencias esos espacios, que son primordialmente de carácter comunitario. Son espacios que educan y contienen. Espacios de alteridad. Los desplazamientos mismos son también momentos para la educación social, en la relación y el respeto al entorno, físico y social. Se mueven principalmente en común y acompañados, aunque no siempre.

Se educa especialmente en principios que permiten la inserción de los menores, dando una importancia particular a formas elementales de la vida social: comida, sueño, higiene, aspecto, orden personal etc., y los ritos que los acompañan, además de la modulación del tono de voz y del comportamiento, respecto a personas,  cosas y ellos mismos. Principios muy básicos de vida en común. Son transmitidos y regulados por los educadores de manera constante, más en el acompañamiento y en la práctica de la vida cotidiana que como mera instrucción.